CUANDO EL BOSQUE SE QUEMA, ALGO SUYO SE QUEMA, SEÑOR MARQUÉS...así era un chiste de los años ochenta en el que las propiedades agrícolas y terrenos venían de estar concentradas en manos de unos pocos. Con los avances de la ingeniería genética tenemos la huella biológica de cualquier animal y ser vivo, y el árbol, del que obtenemos madera, es un ser vivo destinado a perdurar. Cualquier persona sabe eso, pero los juguetes de madera tienen una belleza y un encanto que ningún otro producto de consumo puede ofrecer, un gusto equisisto y refinado obliga por ejemplo a seguir contruyendo juguetes de madera ya que de otra forma es absurdo y se entiende que se contruya una casa de muñecas y que ésta no sea de madera.
Debemos todos tomar conciencia del tiempo que tarde en crecer un árbol, ya que lo que sucede es que, aunque el ADN preservad del árbol garantice que nunca va a extinguirse, su desarrollo es muy lento y constante y, cómo ser vivo destinado a perdurar, nos superará en años y sabiduría, sabiduría que quizás no podamos comprender y que consista en estar aristotélicamente impertérrito.
miércoles, 5 de septiembre de 2012
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